Me pregunto qué pensaría y qué diría Amós, el pastor de sicomoros, si tuviera que hablar hoy a los poderosos, a los que reparten el pastel, a los que tienen los medios, los dueños de la tierra y de lo construido en ella. Los que tienen el poder para dar y tomar, los que, en el reparto, siempre se quedan con la mejor parte, los que inventan nuevas formas de divertirse y usan su "jet" para ir de compras o a dar un charla sobre como mejorar el mundo. Los que, aún en tiempos de crisis, no renuncian al coche con chófer, al último gadget pagado con el dinero de todos, al mejor asiento en el restaurante de moda...
"Así dice el Señor todopoderoso:-- ¡Ay de los que se fían de Sión y confían en el monte de Samaria! Os acostáis en lechos de marfil; tumbados sobre las camas, coméis carneros del rebaño y terneras del establo; canturreáis al son del arpa, inventáis, como David, instrumentos musicales; bebéis vinos generosos, os ungís con los mejores perfumes y no os doléis del desastre de José. Por eso irán al destierro, a la cabeza de los cautivos. Se acabó la orgía de los disolutos."
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