24 diciembre 2007

Feliz Navidad y Próspero Año Nuevo


Bueno, por aquello de economizar, aprovecho el artículo de hoy para desearos a todos feliz Navidad y próspero año nuevo.
Me ha costado decirlo porque mirando alrededor no siempre se encuentran motivos para desear felicidad, sin embargo no puedo menos que recordar que la felicidad de estos días no viene del ser humano, sino de la Buena Noticia de que Dios se ha encarnado, hecho tú y yo, uno más entre nosotros hasta consumir y consumar la condición humana. En ocasiones hablamos de la empatía como un "ponerse en el lugar del otro" para entender como se siente, pero ¿y si pudiéramos ser el otro? Eso es la Encarnación, eso es Jesús, eso es la Buena Noticia. En aquel niño, inesperado en su modo de nacer, comienza lo nuevo, el reinado de Dios en los corazones y la mentes de quienes estén dispuestos a hacerle sitio.
En definitiva, que es posible que sea una feliz Navidad y que lo nuevo se vuelva definitivo.

19 diciembre 2007

Lo inmediato

"Hemos perdido la costumbre de lo difícil, lo profundo y lo lento. Es muy complicado hacer que un niño educado al ritmo del zapping y el videojuego se tome el tiempo de sentarse con un libro."


Leo esta frase en el blog de Daniel Tercero y no puedo menos que coincidir. Ahora que termina el trimestre y los alumnos de muchos institutos vuelven a casa con su carga de notas buenas y malas, se pregunta uno si han aprendido al menos que necesitan recuperar esa costumbre antes citada de lo difícil, lo profundo y lo lento. Que estudiar requiere disciplina, la paciencia de leer y comprender, de extractar y resumir, de componer y consultar, de dedicarle el tiempo necesario y no menos.
Aunque me da que no son los niños y jóvenes los únicos que están instalados en un hábito de lo repentino, de la sensación inmediata y de fácil consumo.
Me pregunto a cuantos de mis alumnos les haría ilusión que les regalaran un libro para estas navidades y cuantos prefieren un videojuego o una consola. Curiosidad.

15 diciembre 2007

La mirada con que miras...


"Cuenta una historia que a la entrada de un pueblo estaba sentado sobre una roca un viejo con su bastón, un hombre cuya faz reflejaba el paso de los años. El viejo se pasaba todo el días sentado sobre esa roca y de repente un día apareció un joven en un automóvil, freno ante él y le preguntó:

- Perdone viejo, ¿Lleva usted mucho tiempo viviendo en este pueblo?
- Toda mi vida - contestó el viejo.
- Verá es que vengo de otra ciudad y he tenido que trasladarme por motivos de trabajo. Perdone pero ¿Podría decirme como es la gente de este pueblo?.
- Pues verá usted - dijo el viejo pensativo - no sabría decirle. ¿Cómo era la gente de su ciudad, de allá de donde viene? - preguntó.
- Ah, pues maravillosa - contestó el joven - Son fantásticos, lo niños juegan por la calle, la gente siempre está alegre, los vecinos se ayudan. Todo allí era felicidad.
- Pues verá - contestó el viejo - puede usted alegrarse, la gente de aquí es exactamente igual.
- Muchas gracias viejo.

El joven arrancó su coche y entró en el pueblo. Al poco rato llegó otro joven en otro automóvil, de nuevo se volvió a parar delante del viejo y le preguntó:

- Perdone viejo, ¿Lleva usted mucho tiempo viviendo en este pueblo?
- Toda mi vida - contestó el viejo.
- Verá es que vengo de otra ciudad y me he tenido que trasladar por motivos de trabajo. Perdone pero ¿Podría decirme como es la gente de este pueblo?.
- Pues verá usted - dijo el viejo pensativo - no sabría decirle. ¿Cómo era la gente de su ciudad, de allá de donde viene? - preguntó.
- Ah, pues horrible - contestó el joven - Son terribles, los niños corren por la calle, la gente camina entristecida, los vecinos ni se conocen. Todo allí es amargura.
- Pues verá - contestó el viejo - lo siento, pero aquí la gente es exactamente igual, lo lamento.
- Muchas gracias viejo.

El joven arrancó su coche y entró en el pueblo."

Y es que en definitiva mucho de lo que nos pasa depende más de nuestra mirada sobre las cosas, de nuestros prejuicios que de la realidad en sí. Hay una frase en el Nuevo Testamento que dice que a los que creen todo les aprovecha para el bien, incluso los obstáculos del camino o las malas experiencias. Pero la condición es tener fe, confiar profundamente, una actitud positiva y una voluntad de no dejar que el mal te domine.

11 diciembre 2007

Discriminación "positiva"

En mi instituto de ESO han organizado una exposición sobre mujeres famosas que normalmente la historia, escrita desde la perspectiva "masculina" o "machista" no ha tenido en cuenta o no lo ha hecho suficientemente según el parecer de la ideología politicamente correcta actual. No es que yo esté en desacuerdo, creo que la historia ha dejado en un segundo plano aportaciones y personajes que por ser femeninos no han sido tomados suficientemente en cuenta. Otra cosa es que les reivindique desde una interpretación ideológica tan sesgada como la contraria.
Lo curioso del tema es que no aparece ni una mujer religiosa, es decir, se habla de mujeres literatas y no aparece Sta. Teresa de Jesús, por ejemplo, o Sor Juana Inés de la Cruz. Se habla de mujeres con conciencia social y se ignora a María Rosa Molas, por citar a una fundadora de hospitales, colegios y casas de acogida para niños y ancianos. El número de mujeres de enorme talla en el campo religioso es inmenso. Si la susodicha exposición las hubiera incluido, probablemente el resultado hubiera sido otro en cuanto a número de mujeres y a la proporción de ellas que proceden de la Iglesia. Pero eso no encaja con la visión del mundo que los autores de la selección tienen, así que, no importa lo que hayan hecho, si son religiosas no cuentan, no existen, doblemente olvidadas, por ser mujeres (según su visión de la historia, en la Iglesia no se les olvida) y por ser religiosas.
No deja de ser irónica esta nueva discriminación en nombre de la igualdad.

09 diciembre 2007

La viña de mi amigo.


Isaías 5, 1 Voy a cantar en nombre de mi amigo el canto de amor a su viña.
Mi amigo tenía una viña en un fértil collado.

2 La cavó, la limpió de piedras y la plantó con cepas escogidas;
edificó una torre en medio de ella y también excavó un lagar.
Él esperaba que diera uvas, pero dio frutos agrios.

3 Y ahora, habitantes de Jerusalén y hombres de Judá,
sean ustedes los jueces entre mi viña y yo.

4 ¿Qué más se podía hacer por mi viña que yo no lo haya hecho?
Si esperaba que diera uvas, ¿por qué dio frutos agrios?

Estos versículos del profeta Isaías vienen a mi mente en ocasiones. En particular cuando alguien, de quien esperaba más, me defrauda. No sé si entenderán lo que digo. A veces crees en las personas incluso cuando los demás no creen, les apoyas, les muestras aprecio y confianza, les defiendes de juicios insensatos e intentas que los demás les den otra oportunidad para mostrar su valía. Pues bien, a veces, de tanto en tanto, alguna de esas personas en las que depositas tu confianza se muestra indigno de ella. A pesar de lo recibido elige el orgullo, la soberbia, cuando no la estupidez y te deja profundamente defraudado de haber intentado ayudarle, pensando que te equivocaste al apoyarle, que deberías haber empleado el tiempo en otra cosa, que los que no veían buena raíz en él tenían razón y tu buena intención fue una pérdida.
No es que me sorprenda, ya sé como somos las personas, capaces de lo mejor y de lo peor. Pero no me acostumbro, no quiero acostumbrarme, me insensibilizaría y dejaría de intentar hacer algo. Y es necesario que todos intentemos hacer algo, de alguna manera, para que todo cambie. En fin, esto es un desahogo, tal vez la constatación de una despedida y de un fracaso.

Actualización: Dos frases que me parecen acertadas.
* "Donde hay soberbia, allí habrá ignorancia; mas donde hay humildad, habrá sabiduría." Salomón.
* "La soberbia ataca con dos dardos: la ira y la envidia." Mateo Alemán.

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