Ya titulé un artículo de esa manera, la insidia como género literario. El País, ese diario tan independiente (sin risas, eh), titula un artículo de la sección "sociedad", "Los obispos calientan la movilización de sus fieles contra el aborto". Vaya, pero que requetemalos son estos obispos. Uno espera encontrar una encendida soflama antiabortista de parte de la Conferencia Episcopal que indigne a la audiencia de tal forma que se eche a la calle sin miramientos. Pero resulta que no es tanto, la frase que firma la subcomisión episcopal de la familia solo recuerda lo evidente, lo de siempre, lo que todo el mundo sabe. En el extracto del periódico: Según estos prelados (sic), "la violación del derecho fundamental del niño a la vida está revestida de un especial dramatismo ante el hecho de que los que atentan contra el ser más indefenso e inocente o lo dejan desamparado son precisamente aquellos que tienen el encargo sagrado de su protección: la madre, el médico y el Estado".
(ironic on) Vaya, mira que decir estas cosas, a quién se le ocurre discrepar en ese tono tan "caliente" de lo estupendo que es el aborto (/ironic off). Antes el articulista ha afirmado que aunque los obispos no figuran ni como convocantes ni como asistentes a las movilizaciones del domingo, manifiestan su apoyo "eufemisticamente", supongo que ese adverbio oculta el hecho de que el periodista no entiende muy bien lo que ha leído y le gustaría decir que tras la movilización están los obispos, pero no encuentra el modo de demostrarlo documentalmente. Para ello basta con deslizar la insidia del presunto "calentón".
No sé si calificar de estúpida o divertida la frase con la que comienza, como no sé si la referencia a 1985 intenta dejar en el pasado estas manifestaciones, ya que la anterior ley es muy vieja, como si en todo este tiempo la Iglesia hubiera estado en silencio respecto al aborto o le hubiera parecido bien.
Luego está esta otra perla: "La élite científica desautoriza a sus colegas antiabortistas". Digna de estudio en la escuela de manipulación periodística. La élite son catorce personalidades de la investigación en distintas ramas. Ellos si que saben, no sólo saben más que los dos mil científicos, médicos, pediatras, juristas, biólogos, investigadores, etc. que han firmado el manifiesto de Madrid, sino que además ellos deciden cuándo se utiliza "partidistamente" la ciencia. Es decir, si yo digo que la ciencia muestra que la vida individualizada comienza con la fecundación y que ese proceso genera un ser humano, por tanto, éticamente es preferible proteger la vida, entonces estoy utilizando partidista o ideológicamente la ciencia. Por lo visto lo correcto es no recurrir a la ciencia para fundamentar una postura moral, toma del frasco. La ciencia sólo se puede utilizar para darles la razón a los proabortistas. Esas élites de la inmoralidad. ¿Creen ustedes que estos catorce miembros de la élite científica desautorizan a los firmantes del otro manifiesto? Más bien les dan la razón con su aportación ideológica y claramente partidista. Por ejemplo, ¿dice algo el manifiesto que no sea cientificamente cierto? Sólo extraen conclusiones morales de los hechos. Interrumpir un embarazo es eliminar un ser humano en formación. Tan sencillo cómo eso. Una sociedad que cierra los ojos a eso está enferma.
(ironic on) Vaya, mira que decir estas cosas, a quién se le ocurre discrepar en ese tono tan "caliente" de lo estupendo que es el aborto (/ironic off). Antes el articulista ha afirmado que aunque los obispos no figuran ni como convocantes ni como asistentes a las movilizaciones del domingo, manifiestan su apoyo "eufemisticamente", supongo que ese adverbio oculta el hecho de que el periodista no entiende muy bien lo que ha leído y le gustaría decir que tras la movilización están los obispos, pero no encuentra el modo de demostrarlo documentalmente. Para ello basta con deslizar la insidia del presunto "calentón".
No sé si calificar de estúpida o divertida la frase con la que comienza, como no sé si la referencia a 1985 intenta dejar en el pasado estas manifestaciones, ya que la anterior ley es muy vieja, como si en todo este tiempo la Iglesia hubiera estado en silencio respecto al aborto o le hubiera parecido bien.
Luego está esta otra perla: "La élite científica desautoriza a sus colegas antiabortistas". Digna de estudio en la escuela de manipulación periodística. La élite son catorce personalidades de la investigación en distintas ramas. Ellos si que saben, no sólo saben más que los dos mil científicos, médicos, pediatras, juristas, biólogos, investigadores, etc. que han firmado el manifiesto de Madrid, sino que además ellos deciden cuándo se utiliza "partidistamente" la ciencia. Es decir, si yo digo que la ciencia muestra que la vida individualizada comienza con la fecundación y que ese proceso genera un ser humano, por tanto, éticamente es preferible proteger la vida, entonces estoy utilizando partidista o ideológicamente la ciencia. Por lo visto lo correcto es no recurrir a la ciencia para fundamentar una postura moral, toma del frasco. La ciencia sólo se puede utilizar para darles la razón a los proabortistas. Esas élites de la inmoralidad. ¿Creen ustedes que estos catorce miembros de la élite científica desautorizan a los firmantes del otro manifiesto? Más bien les dan la razón con su aportación ideológica y claramente partidista. Por ejemplo, ¿dice algo el manifiesto que no sea cientificamente cierto? Sólo extraen conclusiones morales de los hechos. Interrumpir un embarazo es eliminar un ser humano en formación. Tan sencillo cómo eso. Una sociedad que cierra los ojos a eso está enferma.
Rafael se que te duele pero es que el clero no puede tener menos verguenza ni ser más hipócrita. Tratan de movilizar a la sociedad con mentiras a diestro y siniestro. Menos mal que sólo os echan cuenta las viejas chochas. Estais acabados.
ResponderEliminarNo hijo, a mi lo que me suele molestar es la mendacidad y la estupidez. En tu caso la mendacidad (porque supongo que has entendido lo que has leído en el artículo si es que lo has hecho) y algo menos, porque comprendo que no das para más, la cobardía con que dejas aquí tus deposiciones.
ResponderEliminarYa te digo, si quieres que hablemos estaré encantado de escucharte.