Mientras escucho y leo por ahí la rabia y la inquina con la que los intolerantes de siempre se conducen hacia la visita del Papa, pienso en lo peligrosa que resulta la mezcla de esa intolerancia mal disimulada con el odio y la ley del embudo. El mundillo progreguay-porqueyolovalgo tiene patente de corso para insultar sin el más mínimo rubor ni coherencia intelectual (¿inteletuqué...?) a quien sea, el Papa es objetivo preferente mientras pasan por algo la ejecución de una mujer en Irán hacia la que se ha pedido algo más de contundencia internacional. Mientras el Papa dejará mensajes de concordia, un sátrapa saudí visitará el país para comprar armas, eso no será objeto de campaña alguna, donde va a parar.
La ley del embudo dice que mientras algunos pueden llamar cabaretera (vamos, puta por lo fino) a las mujeres de la oposición sin que nadie se entere, ojito con que nadie mencione las narices de ninguna fémina del gobierno. No sé si captan el ejemplo.
Y como esto todo lo demás. Para variar acabo de denunciar en Facebook un grupo de quemaiglesias cuyo nombre es tan descriptivo como este: "Hay que quemar todas las iglesias con los curas dentro". Y ya tiene una colección de psicópatas a medio diagnosticar jaleando la ocurrencia. Qué digo yo que no se atreven con las mezquitas. No pongo enlaces para no hacer publicidad a los imbéciles, no es por otra cosa.
Estamos rodeados. Huyamos ahora que podemos...
Y en estas estaba, con mi ración de desahogo diario y me he encontrado con este piano genial y esta animación que despierta la ternura y disuelve los malos humos.
Disfrútenlo:
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