Lo que trae el periódico

Mientras los políticos en plena época de crisis se suben el sueldo indecentemente a lo largo y ancho de la geografía española, mientras en algún lugar se nombran asesores a título retroactivo, es decir, pagando dos años de sueldo extras por la cara (a 87.000 euros el año, oiga), mientras se nombran asesores municipales y de las diputaciones para poder financiar cómodamente el partido y colocar a los partidarios, mientras algunos políticos se reforman el despacho o el palacete a precio de oro, o se compran el último berrido en automoción para ir bien cómodos y además cobrar unas dietas que para mí las quisiera, mientras andamos distraídos con leyes para matar inocentes más impunemente aún o para permitir el suicidio (eso sí, asistido), mientras cierto juez está pensando si abrir causa penal contra Moisés por desordenes públicos en el antiguo Egipto, mientras discutimos si son galgos o podencos o si Obama nos ama más que Bush... En otro lugar del mundo se masacran por el coltán, ese mineral que permite que yo escriba esto, o llame desde cualquier lugar a cualquiera o tenga el último gadget en mi bolsillo.
Pero no hagáis caso, sigamos durmiendo mientras nuestros proceres nos cantan sus nanas y nos prometen la felicidad por ley. Dejemos que los medios, siempre prestos al servicio de los intereses de quienes los manejan, nos digan lo que debemos pensar, sentir y consentir. Al fin y al cabo sólo es real lo que ellos deciden mostrarnos, ¿no?