25 septiembre 2008

Persecuciones en la India

(Mar Velasco/La Razón) "Los del VHP (Vishwa Hindú
Parishad, el partido más radical del Gobierno) acusaron a los
cristianos de la muerte de un líder extremista hindú en el estado de
Orissa el pasado mes de agosto", relata. "En realidad, los autores del
asesinato han sido los miembros de una secta maoísta, pero lo hemos
pagado los cristianos", explica.


"Nos acusan de proselitismo", asegura la hermana María.
"¡Pero si todos nuestros enfermos son de otras religiones, sólo un uno
por ciento es católico; si incluso el otro día en nuestro dispensario
atendí a uno de los terroristas!", se lamenta. "La misma noche del
asesinato, lanzaron un mensaje en el que decían que nos iban a eliminar
en dos días", recuerda. "La amenaza se extendió como la pólvora y las
hermanas de Orissa tuvieron que salir corriendo y refugiarse en la
jungla. A algunas no les dio tiempo ni de ponerse el hábito", relata.
"Rodearon los conventos y les prendieron fuego. Una de ellas pudo
llamar por el móvil a la casa regional: `¡Nos van a matar!´, decía.
Mientras, los fanáticos rompían los crucifijos, los hospitales y
dispensarios, y dispersaban a los enfermos. A otras hermanas que iban
con cuatro bebés en un tren les dijeron que habían bautizado a los
niños y les empezaron a pegar. ¡Pero si jamás bautizamos a un niño
porque no sabemos qué religión profesarán sus padres adoptivos!",
explica. "Se hizo un llamamiento a todas las casas para que hiciéramos
todo el día, por turno, hermanas y enfermos, adoración eucarística. Era
la única manera de pararlo". La secta maoísta confesó, pero los ataques
no cesan. "No tengo miedo. El martirio es una forma de dar testimonio
de nuestra fe. Y, a pesar de todo, tenemos que aprender a perdonar y
seguir viviendo", concluye.


"¡Padre, quieren quemarme viva..!"


En su camino de destrucción, los fanáticos hindúes dieron con un orfanato regentado por el padre Edward Sequeira.
Le ataron, le torturaron durante más de una hora, le encerraron en su
habitación y le prendieron fuego. Milagrosamente, el padre Edward logró salvarse encerrándose en el baño y respirando por una rendija. Antes de perder el sentido, oyó los gritos de Rajni Majhi,
una joven que le ayudaba a cuidar a los demás niños, que había sido
arrojada a las llamas. Rajni murió carbonizada. El padre Edward no
puede reprimir las lágrimas: "Todavía oigo en la cabeza sus gritos:
`¡Padre, quieren quemarme viva!´ Luego perdí la conciencia... Su muerte
es la herida más profunda de todas las que tengo", relata a Asianews.
El padre Edward, que se recupera en un hospital de Bombay, ha pedido
sanciones para los terroristas.


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