05 febrero 2009

Llueve y sin embargo...

Fuera está lloviendo y hace un poco de frío del que se pega a los huesos. Pero no importa, es agradable que llueva, que la tierra se empape, que los arroyos y riberas corran ahitos de agua. Que los troncos de los arboles chorreen hasta el suelo el agua que ha purificado las ramas y las hojas.
Se me ocurre que un día estas palabras podían dejar de significar nada. Vaciarse de sí mismas para convertirse en cáscaras vacías que una vez contuvieron el fruto oculto de la sabiduría y el conocimiento. ¿Qué las sustituirá? ¿Acaso torpes tópicos que muevan emociones ajenas a la razón? Tal vez un día baste con insinuar algo, un leve susurro de lo prohibido o lo innombrable, o de lo deseado o buscado para movilizar a las masas, irracionales y ciegas hacia su destrucción o su hallazgo.
De momento hemos empezado por banalizar lo sublime y vulgarizar lo tremendo: Ecologistas en Acción y otros han convocado una "semana sin móviles" (del 16 al 19 de febrero, curiosa semana de tres días), para denunciar el "genocidio electromagnético" que supone el uso indiscriminado de los mismos. No sé sí con lo de "genocidio electromagnético" se refieren a que las microondas mueren masivamente al ser emitidas o que pueblos enteros (genocidio) han muerto a causa del uso de los móviles. Como no parece que sea ni lo uno ni lo otro, sino un uso estúpido más del término, el resultado es insultantemente grotesco.
Para atraer la atención sobre un tema, se tiende a usar términos "enardecedores", que se vea que es grave, que toque la fibra del oyente y remueva sus miedos y reservas más profundos... cada vez menos precisión y razonamiento y cada vez más toque de trompeta, vaya con la posmodernidad.

3 comentarios:

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