La semana se despide bastante pasada por agua, gracias a
Dios. Y eso que nunca llueve a gusto de todos, porque después de la pertinaz
sequía padecida, este abrirse de los cielos en agua va, se nos antoja excesivo
por repentino. Pero es que así son las cosas, un día hace daño el exceso de
lluvia y otro su prolongada ausencia. Así que disfrutemos de lo que haya
mientras dure.
La semana nos ha dejado a Obama cuatro años más en el poder,
“four more years”, que dice el tuit escrito por el mismo Barack (o por un estupendo equipo de propaganda que le acompaña) y que se
extendió como un virus por la red reenviado millones de veces. Grandes desafíos
para el representante del imperio tanto en lo económico como en lo social. A
pesar de lo diferente que son los americanos, tan odiados, tan imitados, tan
necesarios para los snobs europeos (aunque sólo sea para denostarlos y sentirse
superiores), la progresía tiene los mismos tics aquí que allí, cierta tendencia
a la ingeniería social en forma de imposición de lo políticamente correcto como
ideología y práctica única y verdadera.
Entre nosotros parece que hay voluntad de afrontar un tema
tan terrible como son los desahucios de tantas familias víctimas de la crisis
que estamos padeciendo. No es fácil este punto porque se escucha mucha
demagogia y lo hace falta son medidas sensatas que ofrezcan una salida que
proteja a los más desfavorecidos sin hacer un roto peor a medio o largo plazo.
A ver si nuestros políticos son capaces de ponerse de acuerdo y tomar una
decisión sensata y razonable, está por ver.
También resulta que contra lo que dice la constitución en su
artículo 32, simplemente porque la sociedad así lo pide, el tribunal
constitucional ha decidido que la unión de dos personas del mismo sexo es
también un matrimonio. Lo que no sé es si en su fallo, hay una disposición
derogatoria del sentido común o de la misma realidad. Si la realidad no se
ajusta a los deseos, también podrá ser derogada. Y conste que dos personas del
mismo sexo tienen derecho a ser todo lo felices que quieran y puedan con todas
las garantías legales, pero eso no es un matrimonio, qué quieren que les diga.
Con motivo de esto hay una tormenta en ciertos foros donde los ultras de un
lado y del otro andan insultándose y acusando al otro lado de insultarles,
lamentable. Tan complicado es respetar la ley y no estar de acuerdo… o estar de
acuerdo con la ley y respetar al que discrepa… parece que sí.
Mientras tanto aún estamos conmocionados por las muertes del
Madrid Arena, especialmente nos toca la de la chica cuya familia donó sus
órganos y el juez impidió que se extrajeran por motivos procesales. El
testimonio de fe de su familia ha resultado también un rayo de luz entre tantas
sombras como tiene la actualidad. Lo lamentable del asunto se vuelve esperpento
viendo a los políticos de un lado y otro utilizar el incidente para aporrearse
mutuamente. La idea no es implementar soluciones para que no pase, sino hacer
sangre al contrario al precio que sea. Así nos va.
La tira cómica del día es una en la que dos padres hablan en
un bar, uno dice: “tengo cuatro hijos con tres mujeres distintas”, el otro le
contesta, “eso no es nada, yo tengo tres hijos con cuatro reformas educativas
distintas”. Y es que no ganamos para reformar lo que parece no tener arreglo
mientras no se afronten con realismo los verdaderos problemas que tiene, hasta
ahora, sólo se ven palos de ciego. Por cierto, un tremendo párrafo de Jean-Paul
Brighelli, profesor universitario y ensayista francés al respecto de la
pedagogía que ha inspirado las últimas reformas educativas, dice tal que así: "Sabemos
por Rousseau que todo pedagogo convencido, bajo el pretexto del 'contrato
social' y la 'educación cívica', oculta
(apenas) un tirano, mientras que el elitismo entendido es, de acuerdo con los
hechos, la forma más elevada de la verdadera democracia -educación de todos
aquellos que puedan educarse, y no la reductio ad mediocritam impuesta por esos
siniestros imbéciles a los que tanto les gusta podar todo lo que
sobresale". (Ambas perlas descubiertas gracias al Café de Ocata.)
¿Se librarán las próximas reformas educativas de la trampa
pedagógica de reducirlo todo a la mediocridad más políticamente correcta? Más
nos vale o pronto estaremos gobernados por mediocres a los que sólo pueden
asesorar gente aún más lerda y tras la reciente experiencia de Pajines, Bibianas y Blancos, algo deberíamos haber aprendido.
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