Cuando me enfrento a la tarea de elegir un tema para
compartir con todos ustedes siempre tengo el mismo problema. Ante la habitual
avalancha de malas noticias y pesimismo por la crisis que nos atenaza, casi
cualquier cosa que se me ocurre se me antoja frívola o fuera de tono. La tentación
del pesimismo está ahí, agazapada esperando volver aún más gris y oscuro todo
lo que nos rodea. Incluso una buena noticia puede ser motivo de agrios debates
y dar pábulo a las necedades más insospechadas. Me refiero a la noticia de que
Amancio Ortega, una de las grandes fortunas del mundo, ha decidido donar 20
millones de euros a Cáritas. No tardaron los propagandistas de necedades de
siempre en saltar a la palestra haciendo gala de su mala baba habitual. El
problema es que muchos se nutren de esa interpretación torcida y sectaria que
convierte un gran gesto en algo indeseable, funciona el “calumnia que algo
queda”. Se ve y está demostrado que es más fácil criticar que trabajar para
solucionar el problema.
Mientras tanto, más cerca de nosotros, en Córdoba, Cáritas
abre un economato para atender a 200 familias, en la línea del economato
Resurgir que conocemos en Huelva, donde el usuario paga sólo una parte del
coste de los alimentos y el resto lo costea Cáritas. Una iniciativa loable, ¿no
les parece? Pues ha faltado poco para que el tonto de guardia (uno de CCOO) saliera a los medios acusando de "prácticas para hacer a las gentes adictas o
adeptas", como la mafia u otras sectas musulmanas. El Obispado y Cáritas de Córdoba han respondido inmediatamente lamentando tan insultante y desafortunada
declaración y recordando que “Entre los documentos y trámites que se solicitan
a las personas o familias que son atendidas por Cáritas, en ningún caso y bajo
ningún pretexto se les pregunta por su fe o se solicita su adhesión a la
Iglesia Católica. Ni para la asistencia ordinaria, ni para acceder al Economato
Social, ni en cualquiera de sus proyectos.” Como cualquiera bien informado
sabe.
Frente a esas reacciones uno no sabe que explicación
buscar, no sé si es maldad o estupidez. Ya saben el adagio: “no debemos
atribuir a la maldad conductas que pueden explicarse perfectamente por simple
estupidez”. O también aquel otro refrán que afirma que el necio es más
peligroso que el malvado, porque éste último al menos descasa a veces mientras
que el primero no.
Sea como sea, son dos buenas noticias que significan que la
solidaridad está funcionando y creciendo entre nosotros para aliviar el
sufrimiento de tantos que necesitan más gestos y menos gritos furibundos y
necios.
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