09 junio 2011

La bondad sobrevenida de los muertos

"Janus Senus" (nombre ficticio) fue un hitleriano convencido. Nunca levantó la voz contra ningún exterminio ni brutalidad del régimen nazi. Cuando estuvo en la cárcel soviética, colaboró con los comunistas organizando la misma convivencia de sus compañeros y denunciando a quienes le parecía que no eran buenos nazis. Al fin y al cabo a alguno había que sacrificar por el bien de todos. Liberado al fin, nunca se arrepintió ni pidió perdón por su nazismo y su colaboración tal vez más entusiasta de lo razonable con el régimen totalitario soviético. Sin embargo sus dotes de buen poeta han hecho que ahora se le considere un "referente ético".
Ustedes perdonen que les provoque el vómito moral, pero con éste me pasa como con el otro escritor admirador de totalitarismos sanguinarios, que no trago sus hagiografías ni siquiera porque hayan muerto. Esto no pasó en la edad media, pasó ayer.

Actualización: No deberían perderse esta entrada del blog de J. Pedro Quiñonero: Jorge Semprún, derogación de la moral y falsificación de la historia.
Cambien los regímenes y comprenderán de quién les hablo y de qué les hablo.

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