Otro aspecto es la tentación de utilizar la educación como vía de adoctrinamiento sin más. Sobre este particular es sobre el que opinó Chesterton (negritas mías):
A raíz de que una política de su tiempo comentó un día que «debemos cuidar a los niños de los demás como si fueran los nuestros», Chesterton escribió un furioso artículo titulado El niño. En él señalaba cómo esa persona no se refirió a los casos difíciles que justificarían una intervención de las autoridades, sino que hizo una generalización desde el primer momento: daba por sentado que se ocuparía de cualquier niño como si fuese suyo, con una frase casual revelaba el «supuesto profundamente plutocrático» de que «los niños nacen bajo el poder y la protección de una clase gobernante...». El significado de la frasecilla en cuestión queda de manifiesto si observamos que «quien dice que va a tratar a los hijos de los demás como si fuesen suyos es exactamente igual que quien dice que tratará a las mujeres de los demás como si fueran suyas». Y es que, a esos políticos que nos gobiernan y a esos funcionarios que les secundan, hay que recordarles y «enseñarles la existencia de la propiedad privada y sobre todo la existencia de la vida privada».
G. K. Chesterton. «El niño», Correr tras el propio sombrero (On Lying in Bed and Other Essays). Barcelona: El Acantilado, 2005; 628 pp.; selección y prólogo de Alberto Manguel; trad. de Miguel Temprano García; ISBN: 84-96489-27-2. El artículo original está en All I Survey.