El asesinato inmisericorde de la redacción de la revista satírica francesa Charlie Hebdo, de una policía local francesa y cuatro rehenes en un supermercado judío de París ha conmocionado a la opinión pública no sólo europea. Lo absurdo de cualquier acto terrorista tiene ese efecto casi siempre.
El principio de todo, el asesinato de los dibujantes en nombre de una actitud de fanatismo intolerante de corte islámico ha desatado una primera reacción de particular rechazo también en nombre de la libertad de expresión. Pero qué quieren que les diga, me duelen los muertos, me duele la intolerancia asesina, el fanatismo ciego, pero yo no soy Charlie Hebdo como se ha extendido por las redes.
A mí la revista en cuestión me parecía y me parece basura satírica. No me gusta su humor transgresor porque me parece que hay unos límites para la expresión del mal gusto, la ridiculización, el insulto, la ofensa gratuita y la burla descarnada. Creo que ofender por el puro gusto de ofender los sentimientos de nadie no es modo de ganarse la vida. Creo que no hay un "derecho de ofensa" y que la civilización viene del respeto y consideración con los bienes y la integridad moral y física del otro.
Dicho esto, nada justifica ni siquiera explica la agresión ni el asesinato. No se puede oponer a la expresión una agresión de ningún tipo. Si en algo se basa nuestra civilización occidental es precisamente en la capacidad de entendernos por encima de esas diferencias, en el uso de la ley como mediación de nuestras disensiones. Denunciamos al que agrede, de palabra o de obra, y dejamos que sea la justicia quien modere y haga posible la convivencia y la coexistencia de visiones a veces antagónicas de la realidad misma.
Por cierto, el Vaticano, objeto de las peores y más frecuentes burlas y ofensas de dicha revista ha expresado su rechazo y condena sin paliativos de los asesinatos.
Y no hay mucho más que decir. Haremos bien en tomar nota y reflexionar sobre lo que nos hace civilizados.
Pero hay algo que me sorprende. Las reacciones de alguna gente que no consigo explicarme, o sí y me deja estupefacto. Está el progre al máximo, sumido en su pozo de idiotez que ha justificado lo sucedido por los millones de muertos que causa occidente todos los días en tantas partes del mundo, lo ha dicho así el tal Willy Toledo por ejemplo, no intenten entenderlo, no tiene sentido, por eso es una idiotez sin paliativos y el individuo un idiota miserable (para dejarnos claro que no lo había dicho sin querer, luego añadió que el vídeo del terrorista rematando a su víctima en el suelo era un montaje de la policía).
Luego están los sutilmente equidistantes. No llegan tan lejos, pero no pueden dejar de aprovechar la oportunidad para mostrar sus vergüenzas, rechazando todos los fanatismos en la condena de estos asesinatos. Es decir, para condenar la muerte de un vecino aprovechas y rechazas la extinción de los mayas, por si acaso, no vayan a pensar que no eres fantástico. A ver, ¿tan difícil es condenar el hecho y sus autores sin diluirlo? ¿Tienes que ser tan repugnantemente equidistante? Ya vivimos esto en España con nuestro terrorismo etarra, y siguen dando asco cuando lo hacen.
Hay una subespecie, el tonto integral, el majadero por escrito que aprovecha para criticar a los cristianos/católicos, por si acaso o por monomanía. Un ejemplo, el editor de una basura satírica española decía en twitter, esa pizarra donde todos los días tenemos la oportunidad de salir de dudas sobre si estamos condenados a la estulticia o a algo peor, una memez como la siguiente: “Algunos acordaos de defender la libertad de expresión cuando la revista tal haga cualquier chiste sobre la Virgen del Rocío”… impresionante, después de escribir esto seguro que la neurona sana que le queda también tuvo diarrea. Parece temer comandos rocieros armados en su redacción. Impresionante y miserable aprovechar la ocasión para atraer la atención sobre su, no sé, ¿indigencia? ¿Imbecilidad? Otro ejemplo es Manuel Rivas, capaz de escribir una columna sobre los asesinatos citando sólo a los católicos y la teología cristiana. Eso sí, como argumento de peso utiliza las reflexiones de "El nombre de la rosa", no vayan a pensar que se leyó la Summa Theologica para informarse.
En fin, ustedes disculpen, pero estoy indignado y no soy capaz de mantener ni la calma ni las buenas maneras ante estas cosas.
Una frase resumen que a todos nos suena: “No me gusta, incluso me ofende lo que dice, pero defenderé como sea su derecho a decirlo”. Las consecuencias de ello no deben pasar de leer un artículo indignado, como este tal vez. Nunca violencia, menos todavía sangre.
Los fanáticos, por cierto, son los que son y vienen de donde vienen, no son todos, son sólo algunos, pero así está la cosa. Sobre esto hay un artículo: "Respetando a los caníbales" que deberían leer además de los que seguro que habrán leído ya.
Buenas tardes, disculpen el tono, o no, pero hoy no soy capaz de otro. Tengan cuidado ahí fuera.
Totalmente de acuerdo desde la primera a la última palabra de tu post. Bajo la libertad de expresión también se puede hacer mucho daño, bajo un velo de progresismo intolerante. Te aconsejo el vídeo siguiente donde nos muestra un poquito lo que te digo:AQUÍ VIDEO - CLICA PARA VERLO
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