En la clasificación moral que hace no tanto tiempo se daba a las películas de cine, se añadía "con reparos" cuando la cinta se acercaba peligrosamente al límite que el censor creía "inaceptable". supongo que en España todos queremos ser buenos, pero nuestro ser buenos es una bondad "con reparos", que se acerca al límite no diría yo de la maldad, más bien de la estupidez. Y es que el estúpido, en el sentido más literal del término, es más peligroso que el malvado.
Nuestra legislación cada vez contempla más casos delictivos relacionados con la conducción, la violencia en el hogar, la relación con el medio ambiente, entre otras cosas, mientras no se pone remedio real a ninguna de esas situaciones. En vez de invertir más en infraestructuras, encarcelamos con más facilidad al conductor, en vez de educar mejor a los que quieran ser conductores y aumentar la plantilla de policía de tráfico, extendemos el miedo entre los conductores.
Sin embargo, en el caso de la violencia doméstica se ha convertido en una cuestión ideológica en vez de afrontarla como problema. Una reflexión, ¿se suicida la gente en España? A diario, ¿por qué no es noticia si sólo en 2006 se suicidaron 1.806 personas? Si la cifra de mujeres asesinadas por sus "ex-parejas" o "ex-compañeros sentimentales" es un 3,4% apenas de la otra, ¿qué la convierte en una noticia tan desproporcionada ante el absoluto silencio sobre los suicidios? Tal vez que se sabe que la información sobre el suicidio acaba produciendo el llamado "suicidio por contagio", un peligroso efecto emulación que atrae una cadena de nuevos casos. Este efecto está estudiado y se tiene mucho cuidado con las informaciones al respecto. Sin embargo, las nuevas leyes sobre la violencia doméstica no contemplan ningún estudio ni abordaje interdisciplinar del fenómeno que permita prevenir, que sería lo único útil realmente en estos casos. Se ha judicializado el asunto, regulado la atención a las víctimas, pero no sé, a día de hoy, si se invierte en lo que sería el "buen" camino, sin reparos.
Y este caso sangrante se puede aplicar en el resto de los casos citados y otros más. Extendemos la atención médica hasta casos dudosos, a cambio de estirar el presupuesto y tener una atención sanitaria indigna, y hablo especialmente de Andalucía, donde somos progresistas hasta decir basta, donde repartimos la píldora del día después como caramelos y se opera a cualquiera que desee cambiar de sexo, mientras tenemos las urgencias saturadas hasta la violencia y las listas de espera desesperan.
Bueno, creo que lo he dejado un poco claro. Se trata de invertir en lo que es necesario y lo que es necesario. Para qué quiero tantas leyes que lo regulen todo si luego la justicia es un marasmo infecto donde los casos se pudren con el tiempo y la saturación. Para qué quiero que me prohíban hacerme daño si no invierten en lo que me ayuda a seguir sano, que me garanticen una atención sanitaria hasta de los más inauditos caprichos si luego voy a perder la salud en la lista de espera. Y así sucesivamente.
Somos buenos, pero con reparos. Tenemos el gobierno más pacifista del siglo y el periodo en que España ha vendido más armas en el mercado internacional. Somos expertos en desear una cosa, legislarla y en no invertir para conseguirla, por lo que se ve, o en una legislación de fantasía, según se mire.
Creo que todo esto es más una cuestión de demagogia e incompetencia a partes iguales que de mala voluntad, simplemente eso.
Nuestra legislación cada vez contempla más casos delictivos relacionados con la conducción, la violencia en el hogar, la relación con el medio ambiente, entre otras cosas, mientras no se pone remedio real a ninguna de esas situaciones. En vez de invertir más en infraestructuras, encarcelamos con más facilidad al conductor, en vez de educar mejor a los que quieran ser conductores y aumentar la plantilla de policía de tráfico, extendemos el miedo entre los conductores.
Sin embargo, en el caso de la violencia doméstica se ha convertido en una cuestión ideológica en vez de afrontarla como problema. Una reflexión, ¿se suicida la gente en España? A diario, ¿por qué no es noticia si sólo en 2006 se suicidaron 1.806 personas? Si la cifra de mujeres asesinadas por sus "ex-parejas" o "ex-compañeros sentimentales" es un 3,4% apenas de la otra, ¿qué la convierte en una noticia tan desproporcionada ante el absoluto silencio sobre los suicidios? Tal vez que se sabe que la información sobre el suicidio acaba produciendo el llamado "suicidio por contagio", un peligroso efecto emulación que atrae una cadena de nuevos casos. Este efecto está estudiado y se tiene mucho cuidado con las informaciones al respecto. Sin embargo, las nuevas leyes sobre la violencia doméstica no contemplan ningún estudio ni abordaje interdisciplinar del fenómeno que permita prevenir, que sería lo único útil realmente en estos casos. Se ha judicializado el asunto, regulado la atención a las víctimas, pero no sé, a día de hoy, si se invierte en lo que sería el "buen" camino, sin reparos.
Y este caso sangrante se puede aplicar en el resto de los casos citados y otros más. Extendemos la atención médica hasta casos dudosos, a cambio de estirar el presupuesto y tener una atención sanitaria indigna, y hablo especialmente de Andalucía, donde somos progresistas hasta decir basta, donde repartimos la píldora del día después como caramelos y se opera a cualquiera que desee cambiar de sexo, mientras tenemos las urgencias saturadas hasta la violencia y las listas de espera desesperan.
Bueno, creo que lo he dejado un poco claro. Se trata de invertir en lo que es necesario y lo que es necesario. Para qué quiero tantas leyes que lo regulen todo si luego la justicia es un marasmo infecto donde los casos se pudren con el tiempo y la saturación. Para qué quiero que me prohíban hacerme daño si no invierten en lo que me ayuda a seguir sano, que me garanticen una atención sanitaria hasta de los más inauditos caprichos si luego voy a perder la salud en la lista de espera. Y así sucesivamente.
Somos buenos, pero con reparos. Tenemos el gobierno más pacifista del siglo y el periodo en que España ha vendido más armas en el mercado internacional. Somos expertos en desear una cosa, legislarla y en no invertir para conseguirla, por lo que se ve, o en una legislación de fantasía, según se mire.
Creo que todo esto es más una cuestión de demagogia e incompetencia a partes iguales que de mala voluntad, simplemente eso.
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