Otra de las notas que tenía por ahí guardadas está esta sobre el sufrimiento de Dios. ¿Puede Dios sufrir sin dejar de ser Dios? El debate entre la fe y la razón para comprender esta parte del misterio del Dios cristiano sigue abierto porque cada generación, cada persona, tiene que enfrentarlo hasta llegar a resolverlo de la forma que sea. Permanecer en lo absurdo, aquel "credo quia absurdum" no es una salida, y la contraria, abandonar la fe es dejarse derrotar por un racionalismo insuficiente. Les ofrezco esta reflexión de M. A. Quintana para animarles a debatir, si quieren, en los comentarios. Están moderados, es decir, tengo que aprobar su publicación para filtrar la publicidad que se cuela en todas partes. Disculpen.
"Cuando surgió el cristianismo en el Imperio romano, una de sus mayores bazas (hablar de un Dios compasivo, que compartía el dolor humano) fue también rápido uno de sus talones de Aquiles: ¿cómo era posible que un Dios todopoderoso sufriera?
Absurdo para un grecorromano.Este escollo fue inmediatamente aprovechado por los escritores paganos que se lanzaron a criticar a los cristianos. El Dios de Platón o Aristóteles, el Dios filosófico era todo Bien y estaba por tanto más allá de todo mal, incluido ese mal tan doloroso que es ponerse a sufrir.
¿Qué hicieron los cristianos ante tal reto? Existió, claro, la tentación de pasar por entero de la filosofía (¡todavía hoy existe!), decir que lo que predicaban era irracional y ya, refugiarse en una fe ilógica. Mas eso casaba mal con decir (con Jn 1,1) que Dios era el Logos.
La solución de los Padres de la Iglesia es, por lo general, más razonada. Por una parte, cabía la posibilidad de insistir en que Cristo, que era Dios, padeció como humano que también era; pero que Dios mismo, como tal, quedaba libre de tan baja pasión, sufrir. Pero una respuesta más osada es, v.g., la de Gregorio Taumaturgo:
Dios sufrió, mas eso no le rebaja, como cree el pagano. Los hombres están bajo el sufrimiento; el Dios pagano está aparte del sufrimiento; pero más excelente es el Dios cristiano que está por encima del sufrimiento. Dicho de otro modo, el Dios cristiano no necesita estar aparte del sufrimiento (como el Dios de los filósofos) para conservar su excelencia; más poderoso que eso es ser capaz de pasar por el dolor y, aun así, permanecer impasible y superior a todo lo creado, incluido el dolor.
Además, Dios no pierde por ello su omnipotencia porque fue Él quien decidió, libremente, padecer —a diferencia de los humanos, que no elegimos entre poder padecer o no, y a diferencia del Dios de los filósofos, que no puede elegir padecer, pues está forzado a ser inmutable—. De hecho, en el momento en que Dios crea a un ser libre, el hombre, que puede apartarse de Él pese a que Él lo ame infinitamente, ya ha elegido sufrir (cuando ese hombre le rechace), enojarse (cuando ese hombre le ofenda), alegrarse (cuando ese hombre le devuelva su amor)... Así, para san Gregorio Taumaturgo (s. III) y muchos tras él, cuando la Biblia habla de un Dios que goza (ante la vuelta del hijo pródigo v.g.) o se enoja (ante el pecado) o anhela (encontrar la oveja descarriada), no se trata de meras figuras literarias. Poseen verdad."