El próximo domingo la Iglesia celebra el Domund, ese en que
recordamos de forma especial que la misma existencia de la Iglesia es para
salir a anunciar y compartir el tesoro de la fe. No necesito insistir en que la
tarea comienza en la propia casa, testimoniando, desde la misericordia aquello
que es luz de nuestras vidas. Y más allá de nuestras propias casas, grupos,
comunidades, pueblos o ciudades, también somos enviados, “en salida” que dice
el Papa Francisco, a aquellos lugares donde aún no se conoce el Evangelio. Hace
tiempo que descubrimos que en aquellos lugares del África profunda donde
difícilmente querría ir nadie, hay misioneros y misioneras. Que cuando la
población huye ante la violencia o la enfermedad, los que se quedan o los
últimos en irse son esos mismos misioneros.
Hace catorce meses que Miguel Pajares murió afectado por el
ébola, él que había elegido vivir su jubilación trabajando en un hospital
olvidado de Liberia. No recuerdo haber leído noticia alguna de ese aniversario,
igual porque era agosto y las serpientes veraniegas pululaban por la prensa.
Pero una mañana me sorprendo con un cartel ocupado por un perro y una leyenda: Homenaje
a Excálibur por su primer aniversario. Me froto los ojos y no, no es una broma
de esas de internet. Se han convocado concentraciones “animalistas” en diecisiete
ciudades españolas de recuerdo y homenaje al perro “ejecutado” según el
lenguaje ridículo de los convocantes. Pueden ver carteles con textos como
“Excalibur, no te olvidamos”. Me quedo sin palabras y recuerdo aquella frase
atribuida a Groucho Marx: “partiendo de la nada hemos alcanzado las más altas
cotas de la miseria”.
Más recientemente leo que Comunidad de Madrid multará con
hasta 30.000 euros a quien abandone o pegue a su perro. Debe ser que como todo
lo importante está resuelto ahora están con una llamada Ley de protección de
animales de compañía que también prohíbe el sacrificio de los animales
abandonados que recogen los servicios municipales. Y si además, sumamos la
diarrea de la progresía patria con motivo del día de la hispanidad, la cantidad
de memos y memeces que han salido con motivo de esa fiesta, uno está pensando
en nacionalizarse transilvano o mudarse a Ávalon o a algún otro país imaginario
dónde huir de tanta estupidez. Mientras, abortar a un ser humano seguirá siendo
un derecho para esta gente tan “humana”. Supongan las comillas.
El otro día me encuestaba una jovencita a la puerta de un
supermercado sobre los toros, los animales en el circo y el maltrato animal en
general, sospecho que para algún trabajo de clase. Y me acuerdo de una frase de
Erasmo de Rotterdam al respecto de la educación y los responsables de la misma,
de los que dice:
"... pero son mucho más felices aún cuando creen haber
dado con algún nuevo método de enseñanza, aunque
sean puras extravagancias lo que inculcan a los niños (...). Lo que no sé
es con qué charlatanería consiguen a la perfección aparecer, a los ojos de
estúpidas madrecitas y de padres idiotas, precisamente tal como ellos mismos
desean presentarse".
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