Y esto no tiene pinta de haber más que comenzado. La estupidez, en política, es rentable. Y ni en la más disparatada de las ficciones pudo ocurrírsele a nadie que una necedad tan alta pudiera tomar el poder. Pero, una vez asentada, la estabilidad de lo necio es temible. En parte, porque consuela mucho en tiempos duros constatar que no existe un solo miembro del gobierno al cual no podamos mirar por encima del hombro. En parte, porque consuela mucho saber que ese que ejerce aquí el mando no daría para bedel en una empresa seria.
Una bitácora personal e intransferible. Un poco de todo, igual me desahogo del estado de ánimo que lo cotidiano me provoca, igual dejo salir algo que quería contar, o simplemente las colaboraciones puntuales que escribo para la radio en plan columnista, buscando el lado chocante de las cosas. Ustedes disculpen.
03 febrero 2010
Estupidez rentable
Imagina treinta años de lo mismo y comprenderás cómo nos sentimos los andaluces. ¿Exagerado? No sé, a lo mejor.
G. Albiac, aquí, lean el resto.
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