01 marzo 2009

Desencanto descentralizado

Ayer fue el día de Andalucía. Hace años me hubiera llenado de emoción, yo viví aquel 28 de febrero especial en que se reclamaba la autonomía con todos los derechos de las nacionalidades históricas. Fueron años de ilusión y esperanza, no podíamos sospechar que todo aquello iba a derivar en las satrapías, algunas profundamente inmorales, en que se encuentra dividida España. Por eso mismo, cada vez que llega un día de estos, me viene a la mente el soniquete de aquella canción de Georges Brassens, "La mauvaise réputation", en especial la siguiente estrofa (traducida):

Cuando la fiesta nacional
Yo me quedo en la cama igual,
Que la música militar
Nunca me pudo levantar.
En el mundo pues no hay mayor pecado
Que el de no seguir al abanderado
Y a la gente no gusta que
Uno tenga su propia fe
Todos me muestran con el dedo
Salvo los mancos, quiero y no puedo.

Donde pone música militar, lean el himno nacional que sea. Por lo mismo, les dejo con unos minutos musicales en sustitución de himnos que ya no me dicen nada

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