16 marzo 2008

La cultura, ¿la qué?

Recuerdo haber oído contar al periodista Ramón Pi una anécdota sobre los primeros gobiernos de la UCD, venía a decir que, entrevistado un ministro sobre lo del secreto de las deliberaciones del consejo de ministros, éste, en tono jocoso, dijo que es mejor que la gente no supiera de qué se hablaba, de lo contrario correrían despavoridas a puertos y aeropuertos para escapar del país.
Bueno, sin saber de lo que hablan en secreto, tenemos un ramillete de ministros/as que con lo que dicen en público ya da para huir despavoridos, cuando no avergonzados.
Santiago González, en El Mundo de hoy, trae a los dos ministros de cultura más recientes: Carmen Calvo (alias Pixi & Dixie) y el actual, Cesar Antonio Molina, del que parece que todo el mundo debe tener un libro (es que es escritor, por si alguien lo ignoraba).
Ya Perroantonio, nueva incorporación al blogroll, intentaba una aproximación cognoscitiva a Carmen Calvo en días precedentes (actualización el blog y el artículo han desaparecido de internet, a cambio os dejo éste que también se las trae), con el artículo sobre su sucesor en cargo del columnista de El Mundo, se cierra la serie.
No digo más, pinchen los enlaces y disfruten.

Actualización: Es que he leído esto y no puedo estar más de acuerdo, Bienvenidos a la fiesta es una página genial e imprescindible. Dicho está todo en pocas palabras. Lean y opinen, corto y pego:
Un comentario de un amigo de Nicolae Steindhart, fechado en 1937, en París, «sobre tres fenómenos de nuestro tiempo: la invasión vertical de los bárbaros (...), el reino de los imbéciles, la traición de los hombres honrados.
El primero: no es una invasión de bárbaros de otros continentes, sino de sinvergüenzas, una invasión de abajo a arriba. Estos bárbaros ocupan los cargos directivos.
El segundo: los estúpidos y los incultos han llegado al poder —en el sentido más categórico— y, a pesar de todas las leyes económicas y de todas las reglas políticas, hacen majaderías, como idiotas que son.
El tercero: en lugar de oponerse, la gente honrada adopta expectativas benévolas, hacen como que no ven y como que no oyen; en resumidas cuentas, son unos traidores. No cumplen con su deber. Los imparciales y los ingenuos toman nota y callan. Son los más culpables».
Nicolae Steinhardt. El diario de la felicidad (Jurnalul Fericirii, 1991). Salamanca: Sígueme, 2007; 634 pp.; trad. de Viorica Patea, Fernando Sánchez Miret y George Ardeleanu; ISBN: 978-84-301-1658-4.

2 comentarios:

  1. ¿No era Bismarck el que dijo que las salchichas y la política son dos cosas que el público en general no encontraría agradable ver como se hacen?

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  2. Pues supongo que sería él, y los hechos hacen que tuviera más razón que un santo...
    Gracias por comentar.

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